- ¿Cómo lo llevas?

- Yo bien, nada como estar libre tío. Sin rendirle cuentas a nadie, ni rallarte por nadie.. ¿Cómo lo llevas tú?

Ambos estaban sentados en el paseo marítimo. Levantó la cabeza para mirar el mar.

- No tan bien, yo si la echo de menos.

- Nunca entendí eso.. ¿Cómo se da uno cuenta de que echa de menos a alguien?

Se ríe y baja la cabeza. No le queda otra más que esbozar una sonrisa ante semejante pregunta. Simple pero, sin duda, también compleja.

- Veamos.. un día, sin más, te despertarás en tu cama. La notarás fría, no encontrarás explicación ni sentido a esa sensación, pero creeme, estará fría.
Otro día dejarás de oler su colonia en tu ropa, y hasta te olvidarás de cómo era esa colonia, y eso te desesperará aún más. Otro día, te entrarán unas ganas terribles de acariciarla, de mirarla a los ojos. Pero no podrás.
Luego, recordarás cuando te reías con ella y querrás volver a hacerlo. Pero tampoco podrás.
Cuando no la tengas para darle muchos besos, cuando ya no puedas estrujarla entre tus brazos, cuando ya no oigas las tonterías que decía, cuando mires cada diez minutos el móvil para asegurarte de que no te ha mandado un mensaje diciéndote que te ama y siente todo lo ocurrido. Cuando esperes que te mande unas buenas noches o unos buenos días aunque sepas que ya no lo recibirás. Cuando no puedas rodearla con tus brazos por la cintura y ella se gire buscando tus labios, esbozando una sonrisa tímida de las suyas... cuando sientas que todo eso te falta, será cuando te des cuenta que la echas de menos.

Levantó de nuevo la cabeza para mirar el mar, ahora anaranjado debido al atardecer. Giró la cabeza hacia su compañero de banco y de penas, éste miraba al suelo fijamente, y seguía callado. Permaneció así alrededor de quince minutos y sólo levantó la mirada para decir:

- Yo también la echo de menos.

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