Es más fuerte que yo

Esa sensación de vacío, de frío otoñal que cala los huesos y el alma. Ahora entiendo por qué no tengo frío cuando salgo a la calle, pues lo llevo dentro. Absolutamente todo me arranca un sollozo. Cualquier imagen o frase, de alguna manera u otra, mi retorcido cerebro busca la similitud con algún recuerdo pasado. Feliz en su momento. Muy feliz, realmente en ello radica el problema.
Vuelven los mismo síntomas. Lágrimas diarias, en más o menos cantidades y a veces sin razón aparente, pensamientos que abocan a lo mismo, pocas ganas de dormir, menos ganas aún de salir a la calle. Y ya ni hablemos de estar entre gente. Vuelve a provocar estar sola, quedarse dormida llorando u otras costumbres que tenía ya olvidadas. Tenía en mente no volver a pasar por lo mismo, no de nuevo. Me había negado, me había prometido a mi misma que nunca más me iba a permitir hallarme de esta manera. Fría, pétrea e incapaz de sentir, coma las rocas que orillan el mar que me acompañará en mis pensamientos a partir de ahora. He faltado a mi promesa.
El mes de septiembre está maldito para mi por lo que parece, y no le estoy dando una mejor bienvenida a octubre, mi octubre.. y desde luego tampoco es una buena bienvenida a este otoño, también mi otoño. Vuelve la rutina de escribir con lágrimas en los ojos. Vuelve la rutina de imaginarse.. de todo. Vuelve el intento de odiarte, como posible solución para que duela menos. Lo cual vuelve a ser en vano. Vuelve todo, otra vez lo mismo. Una vez más.
Es el mismo sentimiento que se repite en cuerpos distintos, y a veces no tan distintos. A cada cual peor que el anterior.
La gente que me ve y habla conmigo, me ve sonriente, me siente animada.. pensará que no lo estoy pasando tan mal como pensaban, que ya lo olvidé todo, que ni un solo recuerdo alberga mi interior. Que no sentía nada.. cuán equivocados están. Preguntas como qué pasó, recuerdos que están más vivos que yo, inundan mi pensamiento. Recuerdo días, tardes y noches. Besos, abrazos y miradas. Cuando se entrelazaban nuestras manos, o nuestros cuerpos. Lo recuerdo como si le tuviera delante, como si hubiera sido ayer. Pero fue hace tanto tiempo que incluso ciertos detalles se hallan borrosos en mi memoria, pero no importa. Porque la esencia del recuerdo, y sobre todo, lo que sentí en ese preciso momento, sigue vivo, tan vivo que me asusta. Me asusta verme así, me asustan ciertas personas y su comportamiento, me asusta lo que haya podido pasar.. me asusta lo que ignoro, me asusta él.

Y esto no es más que dar tres pasos en retroceso. Esto no es más que una estúpida prueba de que sigo igual o peor que el primer día. Esto sólo me ha servido para llorar agusto mientras las palabras fluían hacia mis dedos. Sólo me ha servido para demostrar que soy más débil de lo que jamás pensé. Ha servido.. para nada, absolutamente para nada. Pero digamos que fue mejor que guardármelo. O me comería por dentro.

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