He vuelto
Han pasado siete años desde que escribí por última vez en este blog. He vivido muchísimas cosas en ese tiempo, tanto buenas como malas, pero he de decir que sobre todo buenas.
Ahora, estamos prácticamente a mediados del año 2020, ese año cuyo protagonismo se lo ha llevado una pandemia mundial llamada covid-19. Ese año donde nos hemos visto obligados a encerrarnos en casa para no correr peligro de enfermarnos, y quizás, perecer por ello. Hemos tenido que separarnos, dejar de ser cariñosos cuando al final, el cariño, el amor y el afecto es lo único que queda en este mundo que va a mil por hora y en el que no reparamos en los detalles, ni nos paramos a valorar lo que tenemos... hasta que no está, hasta que se va o, como en este caso, hasta que nos lo quitan.
Nos quitaron nuestras ganas de abrazarnos, de darnos amor, de visitarnos, de besarnos, de ver a nuestros amigos y familia. Y entonces, fue que valoramos tener todo eso presente en nuestras vidas, sin tener más opción en ese momento que... echarlo de menos y contar cada día como un día menos de cuenta atrás, para poder volver a vernos, volver a abrazarnos y volver a sentir eso que nos hace sentir vivos y que se llama amor. En todas sus facetas: amor de amigo, amor de pareja y, por supuesto, amor de padre, madre y hermanos...
Durante esta cuarentena recordé que tenía un blog. Recordé cómo se llamaba y dije, voy a leer a mi yo de hace 7 años, a ver cómo estaba. Me he llevado una desagradable sorpresa. Fui muy infeliz. Tuve una época muy infeliz, muy triste. Llena de traiciones o, a veces más que traiciones, simplemente abandonos. De amor... de amistad. Sentimientos que, lastimosamente, para mi significaban otras cosas, significaba mucho más de lo que significaba para ellos; y así lo demostraron.
Me alegro de que hayan pasado siete años, me alegro de haber pasado todo lo que he pasado y de vivir todas las experiencias que he vivido, buenas y malas. Me alegro de haberlo vivido con quien me tocó vivirlo, porque todo eso, hasta el más mínimo detalle, formó la mujer que soy hoy.
Solté alguna lágrima al leerme, porque de cierta manera me hizo recordar la sombra de lo que sentía entonces. Pero me alegró saber que toda esa época quedó atrás y que hoy por hoy soy una mujer distinta en muchos aspectos. Más madura y realista, sigo teniendo sueños, pero muchos de ellos ya los estoy cumpliendo actualmente. Soy una persona que se ha cansado de mirar al pasado, le he dado un portazo en la cara y créeme, no encontrará la llave bajo el felpudo para volver a entrar como antes... solo quiero presente y futuro, quiero mirar al futuro a la cara y decirle "Estoy lista", porque lo estoy.
He decido que dejaré este blog como un recordatorio de lo que fui y de lo que viví. Y no como mucha gente dice de, "para recordar lo que no debo volver a ser", no, ni mucho menos. Si no para recordar qué y cómo llegué a ser quien soy ahora. Y lo más importante, para demostrarle al pasado que está ahí, no me molesta, sigo mi camino.
Esta entrada ha sido la primera en siete años y será también la última, pues dejaré este blog para mi yo del 2013, es suyo, y no quiero meterme. Crearé mi propio espacio seguro, para mi, para mi yo de ahora. y en el, escribiré todo lo que siento, quiero, aspiro o todo lo que me perturbe o me haga sentir insegura. Porque si hay algo que no ha cambiado en siete años, y nunca dejé de hacerlo aunque no lo publicara, es que me sigue encantando escribir, y creo que es algo que siempre me encantará.
¡Nos vemos pronto!
Ahora, estamos prácticamente a mediados del año 2020, ese año cuyo protagonismo se lo ha llevado una pandemia mundial llamada covid-19. Ese año donde nos hemos visto obligados a encerrarnos en casa para no correr peligro de enfermarnos, y quizás, perecer por ello. Hemos tenido que separarnos, dejar de ser cariñosos cuando al final, el cariño, el amor y el afecto es lo único que queda en este mundo que va a mil por hora y en el que no reparamos en los detalles, ni nos paramos a valorar lo que tenemos... hasta que no está, hasta que se va o, como en este caso, hasta que nos lo quitan.
Nos quitaron nuestras ganas de abrazarnos, de darnos amor, de visitarnos, de besarnos, de ver a nuestros amigos y familia. Y entonces, fue que valoramos tener todo eso presente en nuestras vidas, sin tener más opción en ese momento que... echarlo de menos y contar cada día como un día menos de cuenta atrás, para poder volver a vernos, volver a abrazarnos y volver a sentir eso que nos hace sentir vivos y que se llama amor. En todas sus facetas: amor de amigo, amor de pareja y, por supuesto, amor de padre, madre y hermanos...
Durante esta cuarentena recordé que tenía un blog. Recordé cómo se llamaba y dije, voy a leer a mi yo de hace 7 años, a ver cómo estaba. Me he llevado una desagradable sorpresa. Fui muy infeliz. Tuve una época muy infeliz, muy triste. Llena de traiciones o, a veces más que traiciones, simplemente abandonos. De amor... de amistad. Sentimientos que, lastimosamente, para mi significaban otras cosas, significaba mucho más de lo que significaba para ellos; y así lo demostraron.
Me alegro de que hayan pasado siete años, me alegro de haber pasado todo lo que he pasado y de vivir todas las experiencias que he vivido, buenas y malas. Me alegro de haberlo vivido con quien me tocó vivirlo, porque todo eso, hasta el más mínimo detalle, formó la mujer que soy hoy.
Solté alguna lágrima al leerme, porque de cierta manera me hizo recordar la sombra de lo que sentía entonces. Pero me alegró saber que toda esa época quedó atrás y que hoy por hoy soy una mujer distinta en muchos aspectos. Más madura y realista, sigo teniendo sueños, pero muchos de ellos ya los estoy cumpliendo actualmente. Soy una persona que se ha cansado de mirar al pasado, le he dado un portazo en la cara y créeme, no encontrará la llave bajo el felpudo para volver a entrar como antes... solo quiero presente y futuro, quiero mirar al futuro a la cara y decirle "Estoy lista", porque lo estoy.
He decido que dejaré este blog como un recordatorio de lo que fui y de lo que viví. Y no como mucha gente dice de, "para recordar lo que no debo volver a ser", no, ni mucho menos. Si no para recordar qué y cómo llegué a ser quien soy ahora. Y lo más importante, para demostrarle al pasado que está ahí, no me molesta, sigo mi camino.
Esta entrada ha sido la primera en siete años y será también la última, pues dejaré este blog para mi yo del 2013, es suyo, y no quiero meterme. Crearé mi propio espacio seguro, para mi, para mi yo de ahora. y en el, escribiré todo lo que siento, quiero, aspiro o todo lo que me perturbe o me haga sentir insegura. Porque si hay algo que no ha cambiado en siete años, y nunca dejé de hacerlo aunque no lo publicara, es que me sigue encantando escribir, y creo que es algo que siempre me encantará.
¡Nos vemos pronto!
Comentarios
Publicar un comentario